La promesa de asistentes de inteligencia artificial como ChatGPT es una competencia casi universal, pero incluso estos sistemas avanzados tropiezan con tareas sorprendentemente básicas. ¿Un ejemplo notable? ChatGPT no puede decir la hora de manera confiable. A pesar de poder generar texto similar a un humano, traducir idiomas e incluso escribir código, con frecuencia falla cuando se le pregunta la hora actual.
Las respuestas inconsistentes
Cuando se le solicita, las respuestas de ChatGPT son erráticas. A veces admite su incapacidad: “No tengo acceso al reloj en tiempo real de su dispositivo…” Otras veces, adivina, a menudo incorrectamente, o solicita una ubicación solo para seguir proporcionando información poco confiable. El modelo a veces acierta, pero repite errores incluso momentos después. Esta imprevisibilidad está bien documentada entre los usuarios de foros como Reddit, quienes expresan su frustración con un sistema que, por lo demás, demuestra capacidades cognitivas impresionantes.
Por qué sucede esto: las principales limitaciones de la IA
La razón de este defecto radica en cómo funciona la IA generativa. A diferencia de las computadoras o los teléfonos inteligentes, que acceden al tiempo a través de chips integrados, ChatGPT funciona prediciendo la respuesta más probable basándose en sus datos de entrenamiento. Esos datos no incluyen actualizaciones constantes en tiempo real, como la hora actual, a menos que busque activamente la información. El experto en robótica de IA, Yervant Kulbashian, describe esto como una IA “provista de una enorme colección de libros pero sin reloj”.
Las ventajas y desventajas de la conciencia
OpenAI podría integrar el acceso al reloj en tiempo real y, en algunos casos, con funciones como la búsqueda web habilitadas, ChatGPT puede proporcionar horas precisas. Sin embargo, hacerlo introduce compensaciones. Los modelos de IA tienen “ventanas de contexto” limitadas: la cantidad de información que pueden retener en un momento dado. Las actualizaciones constantes llenarían este espacio, lo que podría agregar ruido y confundir al sistema.
“Si empiezas a añadir más cosas a tu escritorio, con el tiempo tendrás que empezar a quitarlas”, explica Kulbashian. El sistema correría el riesgo de priorizar la hora actual sobre un contexto de conversación más significativo.
Más allá del tiempo: un patrón de puntos ciegos
La incapacidad de decir la hora no es un caso aislado. Los investigadores han descubierto que los modelos de IA tienen dificultades con otras tareas relacionadas con el tiempo, como leer relojes analógicos o interpretar calendarios. Esto pone de relieve un problema más amplio: Los sistemas de IA no son inherentemente conscientes de los conceptos del mundo real de la misma manera que los humanos. Predicen resultados basándose en patrones, y el tiempo, como una variable en continuo cambio, no encaja perfectamente en ese marco.
El problema de la transparencia
En última instancia, el aspecto más frustrante para los usuarios es la transparencia inconsistente de ChatGPT. Un asistente humano que admite su ignorancia es aceptable; una IA que proporciona con confianza información incorrecta no lo es. ChatGPT no miente, sino que predice lo que un usuario quiere escuchar. OpenAI lo reconoce y continúa mejorando la capacidad del modelo para reconocer sus propias limitaciones.
A pesar de los avances en IA, la incapacidad de ChatGPT para decir la hora sigue siendo un claro recordatorio de que incluso los sistemas más sofisticados tienen lagunas fundamentales en su comprensión del mundo real.






















