La crisis silenciosa en la educación de ortografía: por qué los niños ya no aprenden a deletrear

Los padres descubren cada vez más una tendencia preocupante: las escuelas modernas no enseñan habilidades básicas de ortografía. Un cambio en la filosofía educativa hace décadas, junto con el auge de las herramientas de autocorrección y de inteligencia artificial, ha dejado a muchos niños sin preparación para escribir de manera efectiva sin asistencia digital. No se trata sólo de gramática; las malas habilidades de ortografía dificultan la comprensión lectora y el rendimiento académico general.

Las raíces del problema: del lenguaje completo a la dependencia digital

Durante generaciones, la enseñanza explícita de la ortografía fue una parte estándar de la educación primaria. Sin embargo, a partir de finales de la década de 1980, las escuelas adoptaron métodos de “lenguaje completo”, que restaron importancia a los ejercicios formales de ortografía en favor del aprendizaje a través de la lectura. Aunque la investigación lo ha desacreditado completamente, este enfoque se mantuvo, dejando a muchos educadores sin preparación para enseñar ortografía de manera efectiva.

Las aulas de hoy a menudo priorizan las habilidades de mecanografía y las herramientas digitales (como Google Docs y Grammarly) sobre la práctica de ortografía tradicional. Si bien estas tecnologías pueden ser útiles, crean un apoyo que impide que los estudiantes internalicen las reglas de ortografía del inglés. Padres como Jodi Carreón notaron esto de primera mano cuando sus hijos regresaron de la escuela con computadoras portátiles pero sin pruebas de ortografía ni listas.

“Durante los siguientes dos años, comencé a comprender… que no enseñan explícitamente la ortografía en la forma en que yo entendía que sucediera”, dijo Carreón.

Por qué la ortografía importa más allá de la gramática

La disminución de la enseñanza de la ortografía no es simplemente una cuestión de estilo. La ortografía y la comprensión lectora están profundamente vinculadas. La capacidad de decodificar palabras con precisión fortalece las habilidades de alfabetización. Los expertos en alfabetización advierten que depender del corrector ortográfico desde una edad temprana puede enmascarar dificultades de aprendizaje subyacentes, como la dislexia, que de otro modo podrían identificarse a través de errores ortográficos.

El abandono de la enseñanza formal de ortografía significó que los educadores dejaron de aprender a enseñar formalmente la materia.

El problema se ve agravado por la falta de evaluaciones ortográficas estandarizadas. A diferencia de la lectura o las matemáticas, la ortografía no se evalúa sistemáticamente a nivel estatal o nacional, lo que dificulta rastrear el alcance de la crisis.

Lo que los padres pueden hacer: llenar los vacíos

Cada vez más, los padres tienen que valerse por sí mismos. Muchas escuelas carecen de planes de estudios integrales de ortografía, lo que obliga a las familias a improvisar. Los expertos recomiendan revisar los fundamentos de la ortografía del inglés, centrándose en la fonética, las raíces de las palabras y los patrones comunes. Recursos como Uncovering the Logic of English pueden ayudar a los padres a comprender cómo funciona el idioma.

El Dr. J. Richard Gentry sugiere una práctica sistemática con palabras de ortografía semanales, conectándolas con habilidades lingüísticas más amplias: “Los niños necesitan usar sistemáticamente las palabras de ortografía de la semana, conectándolas con habilidades más amplias, como fonética, comprensión lectora, escritura y desarrollo de su vocabulario”.

Para los estudiantes con problemas de aprendizaje, la falta de instrucción en ortografía es particularmente perjudicial. Las herramientas de corrección de errores pueden enmascarar la dislexia, impidiendo el diagnóstico y la intervención tempranos. Los padres deben comunicarse directamente con los maestros y abogar por un plan de estudios de ortografía secuenciado lógicamente.

El panorama más amplio: una cuestión sistémica

La crisis ortográfica no es culpa de los profesores, que a menudo carecen de la formación y los recursos para enseñar la materia de forma eficaz. Es un problema sistémico que surge de filosofías educativas defectuosas y de una dependencia injustificada de la tecnología.

Los padres deben tomar medidas proactivas para garantizar que sus hijos desarrollen sólidas habilidades de ortografía, pero en última instancia, se necesita un cambio a nivel nacional hacia una alfabetización basada en la ciencia. Sin él, las generaciones futuras corren el riesgo de quedarse atrás en una habilidad fundamental vital para el éxito académico y profesional.