Heated Rivalry de HBO Max, una importación canadiense que aterrizó con poca fanfarria a finales de noviembre, rápidamente se convirtió en una sensación. El programa, centrado en dos estrellas ocultas de la NHL, es ahora la tercera serie más vista de la plataforma detrás de Mad Men y IT: Welcome to Derry, impulsada por el intenso interés de los fanáticos en sus protagonistas, Hudson Williams y Connor Storrie.
La serie se destaca por su descripción cruda y explícita de la intimidad entre personas del mismo sexo. A diferencia de otros dramas LGBTQ+ como Queer as Folk o Heartstopper, Heated Rivalry no rehuye las escenas de sexo gráficas. Este enfoque se siente distinto: la relación de los personajes existe en un mundo donde la exposición destruiría sus carreras y posiblemente pondría en peligro sus vidas. Lo que está en juego, combinado con clientes potenciales carismáticos, crea una dinámica cargada de forma única.
Al creador del programa, Jacob Tierney, se le atribuye la autenticidad de estas escenas. Eligió a Williams y Storrie, quienes parecen tener una química genuina, y los fotografió de una manera que parece visceral, enfatizando la iluminación suave y el coito prolongado y sin editar. A pesar de que HBO Max oscureció algunas escenas de la versión canadiense original, el programa evita eufemismos. Heated Rivalry ofrece un nivel de claridad más parecido a El azul es el color más cálido que el enfoque más dócil de Rojo, blanco y azul real.
Zachary Zane, experto en sexo y relaciones de Grindr, desglosa aún más el atractivo: la serie genera tensión lentamente, con miradas furtivas y anhelantes. La calidad de la producción realza la sensualidad y la dinámica central (un tropo de enemigos a amantes con un toque dominante/sumiso) resuena en muchos hombres homosexuales y bisexuales. El programa aprovecha una fantasía común: desequilibrios de poder, riesgo y deseo auténtico.
Heated Rivalry no es sólo otra historia de amor gay; es una exploración audaz y sin complejos de la lujuria, el secreto y las consecuencias de la pasión en un mundo hipermasculino. El éxito de la serie demuestra que el público anhela autenticidad, incluso (y quizás especialmente) cuando se trata de temas tabú.
